EL EPÍLOGO PREVISTO.
En nuestro primer comentario que
hicimos sobre las elecciones 2016 ya decíamos que la derecha presentaba varias
fichas de recambio y que cada una de ellas tenía algunas características
particulares que hacían que, para los electores, aparecieran como si fueran
contradicciones de fondo, cuando en realidad el cordón que los unía era ser
partidarios del modelo económico neoliberal capitalista.
También dijimos que no se podía
negar la existencia de intereses sectoriales entre los pro capitalistas, pero
basado en cómo servirse y servir mejor al capital financiero internacional
(FMI, BM, etc).
Y desde ya se preveía que PPK era
el preferido de la derecha tradicional vinculada directamente al imperio del
norte, porque entendíamos que los demás candidatos pro neoliberales como
García, Toledo, Keiko, Acuña y otros, no llenaban las expectativas del
empresariado organizado en la CONFIEP, SIN, ADEX, etc. por antecedentes hartamente conocidos.
Es cierto también que el factor
Fujimori puso en riesgo lo previsto por la derecha tradicional puesto que la
derecha emergente de la década de los 90 se envalentonó al tener a Keiko
siempre adelante en las encuestas, ratificada con su poso a la segunda vuelta
con 40% de votos válidos. No fue extraño, por eso, la campaña desarrollada por
casi la totalidad de los medios de comunicación y el propio gobierno a favor de
PPK y en contra de Verónika Mendoza y el Frente Amplio, un ejemplo claro fue lo
de la emboscada en el VRAEM justo un día antes del 10 de abril.
Lo que si debe quedar bien claro
es que la derecha tradicional en su conjunto, si bien es cierto que no prefería
a Keiko, si ganaba también lo hubiera aceptado por que tienen que reconocer que
con el gobierno de Alberto Fujimori fortalecieron económicamente y, con la
Constitución de 1993, puso las bases para que los gobiernos siguientes
continuaran con el modelo económico neoliberal capitalista.
En realidad, luego del 10 de
abril ya el suelo estaba casi parejo, sólo quedaba convencer a los que no
votaron por Keiko en la primera vuelta para que lo hicieran por PPK. Como no
había contradicciones de modelo económico en pugna, la “contradicción” entre
estos dos candidatos se trasladó al terreno de “quien tenía menos rabo de
paja”, el entorno familiar de ambos y el recuerdo de la década oprobiosa del
gobierno fumorista.
Así que empezó a hablarse “del
mal menor”, “el voto crítico” y otros términos para sumar votos al delfín de la
derecha tradicional.
El 5 de junio, luego del flash
electoral, se supo que lo previsto por la derecha tradicional se cumplió. Pedro
Pablo Kuczynski (PPK) había sido elegido Presidente por un escaso margen de
votos a favor; por lo tanto, el modelo imperante seguirá firme.
Aquellos que han firmado
compromisos con PPK no han aclarado que
tiempo de gracia le dan para que los cumpla, aunque nada de lo firmado le hará
cosquillas al modelo, son calmantes coyunturales, incluso muy leves.
Pues bien, frente a algunos
comentaristas y analistas que manifiestan que este proceso electoral 2016 ha
servido para indicar que la población está de acuerdo con el modelo económico
neoliberal capitalista, tenemos que manifestar que eso no es cierto. Han existido
diversos factores para que la final sea entre dos candidatos pro neoliberales,
sostenida por una campaña de desinformación política y más bien enfocada al
tema de comportamiento personal. Los futuros acontecimientos nos darán la
razón.
20 / 06 / 2016
Felipe Torres Andrade.
MI PALABRA
LIMA-PERU
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