COMO LLEGAMOS AL 11 DE ABRIL
Ya en
los comentarios previos al 11 de abril, primera vuelta electoral, habíamos
hecho una descripción de los partidos políticos participantes ubicándolos en el
espectro político de la derecha, centro, centro-izquierda e izquierda,
manifestando con absoluta seguridad que ninguno de los CANDIDATOS representaba
a la izquierda propiamente dicha, inclusive llegamos a advertir que cada uno se
esforzaba por negar todo vínculo con el comunismo, chavismo, Cuba o posiciones
anti imperialistas. Es decir, fuimos muy certeros y objetivos en nuestros análisis,
indicando que de todos ellos Peru Libre (PL) con Pedro Castillo se ubicaban en
una posición de centro-izquierda pese a que el Ideario de PL reivindicaba
teóricamente el Marxismo-Leninismo-Mariateguista, el cual se convirtió
simplemente en un cliché.
Sin
embargo, por la posición de clase adoptada por Pedro Castillo, su práctica
sindical y el mensaje de sus propuestas, en especial el tema de la Asamblea
Constituyente, lo convirtió en el candidato de personas que ideológicamente se
ubican políticamente en la izquierda.
Claro
que cada comportamiento obedece a determinadas circunstancias convertidas en
Reglas a seguir.
Precisamente,
hace un año decíamos: “No hay duda que las
elecciones generales están hechas a la medida del gran capital. Buscando simplemente
un nuevo administrador del modelo económico. Y a la luz de los últimos procesos
electorales parece que la mayoría de los partidos que se reclaman de izquierda
ya se han adecuado a estas reglas de juego.
Y preguntábamos: ¿Algunos de ellos podrá recuperar su identidad y sus principios para
luchar porque realmente cambiemos este modelo económico neoliberal capitalista
anti humano?”
Lo decíamos porque, como ya se ha hecho costumbre en nuestro país a diferencia de otros, la izquierda electoral no fue capaz de vertebrar un frente unido con un solo candidato y un solo Programa de Gobierno. Pese a algunos intentos, sinceros o no, por un lado las llamados “candidaturas naturales” o las viejas “excomuniones” por una “pureza” ideológica mal entendida marcaron las diferencias y las contradicciones casi irreconciliables entre partidos que, de izquierda, solo tenían sus enunciados teóricos, inclusive algunos de ellos con un accionar que no se diferencia en nada a los partidos de la derecha popular; siendo lo más contradictorio el llamado que hacían a la “unidad” pero… alrededor de su candidato.
Este
tipo de comportamientos no se han superado hasta hoy, es más se ha agregado
otra clasificación como la de “izquierda
provinciana” e izquierda limeña”, a quienes inclusive se les denominan
“caviares”. Un gran favor a los sectores de la derecha, teniendo en cuenta que la
gran prensa aprovecha esto para azuzar estas contradicciones y generar mayor
división en el campo popular.
Algunos “izquierdistas” se consuelan diciendo que también la derecha se
presenta dividida a las elecciones, el 2021 fueron más de diez partidos; eso es
cierto y lo hacen como una forma de “demostrar” que vivimos en democracia y que
cada sector de la derecha tiene su propia identidad. Pero lo que tenemos que
entender es que todos ellos actúan unidos cuando tienen que defender el modelo
económico neoliberal capitalista y a sus mentores, los grandes grupos de poder
económicos. Por esa razón no les preocupa que cualquiera de sus candidatos sea
el elegido. Todo esto ha sido muy visible durante la campaña electoral y
actualmente el ejemplo más claro es la oposición total a la Asamblea
Constituyente y una Nueva Constitución.
En cambio en el campo popular, a la división ya explicada líneas arriba,
se agrega el hecho que no existe homogeneidad en plantear el sistema o modelo
económico a seguir, como tampoco se valora de manera seria a los mentores de
alternativas al modelo capitalista. Y es que cada partido se ha dado en considerarse
el “salvador del pueblo” o el “único” representante del pueblo.
Pero lo más preocupante es que la mayoría de estos partidos no tienen
vida orgánica regular y solo se reúnen en cada periodo electoral. Una clara
demostración de esto es que los candidatos son militantes recién llegados o
simplemente invitados.
Entonces, lo que definitivamente parece estar más cerca de la realidad es
que el principal objetivo de estas organizaciones no era llegar a ser gobierno
nacional, cosa que lo reconoció el líder de Peru Libre, sino simplemente colocar algunos congresistas,
mantener su inscripción, cobrar los millones por ser partido inscrito y continuar siendo comparsa de esta
“democracia”.
Preguntamos ¿Es correcto este tipo de comportamientos?¿Hay coherencia en
lo que se plantea en teoría y se hace en la práctica?¿Realmente alguien está
seguro que solo un partido será capaz de solucionar los problemas del país? (CONTINUAREMOS)
20 / 01
/ 2022
MI PALABRA
Felipe Torres Andrade.
Lima – Peru.
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