EL COMPORTAMIENTO MARGINAL DE LOS PARTIDOS DE IZQUIERDA Y LOS SINDICATOS CLASISTAS
EN LA LUCHA DE LOS PUEBLOS DEL PERU
PROFUNDO.
Asumo,
así mismo, que el presente comentario no
es una evaluación integral de lo acontecido en diciembre pasado y primeros
meses del presente año. Me he circunscrito a comentar acerca de cómo se vio el
comportamiento de los partidos considerados de izquierda, en términos
generales, y de los sindicatos y/o centrales sindicales de clara posición de
centro izquierda, teniendo en cuenta que entre sus pedidos públicos
mencionaban la necesidad de una Asamblea
Constituyente y también el cierre del congreso.
Nuestras
vivencias desde el siglo pasado hasta hoy nos muestran la repetición de una
serie de vicios, desatinos y malas decisiones al interior del movimiento
popular. Con respecto a eso nosotros decimos, vacilaciones, oportunismo,
aprovechamiento partidario y otras acciones indeseables se pueden esperar de
gente de derecha o falsa izquierda, pero no de aquellos que pregonan su
identificación principista con los cambios sociales. Se podría decir que los
grupos de poder no escatiman nada para colocar sus “topos” en el pueblo
oprimido y explotado.
Ojala que las próximas jornadas de lucha que se anuncian pueda
tener un mejor desarrollo y que se puedan superar las deficiencias que se
presentaron durante los meses pasados. Que la más amplia unidad y compromiso
con la Plataforma de lucha que se
levante llegue a obtener mejores resultados.
Asimismo, en estos partidos que se consideran de izquierda y
tratan de “demostrar” que existen, lo que se ha podido advertir es un comportamiento incoherente con respecto a
lo sucedido el pasado 7 de diciembre. La lectura partidarizada de los hechos
quizás fue el motivo para que estas organizaciones no se pronunciaran
oportunamente con énfasis y decisión en respaldar el inicio de las luchas de
los pueblos del sur, puesto que recién cuando sucedieron los asesinatos
adoptaron otro comportamiento.
Decimos incoherente o contradictorio porque, como anotamos al
comienzo, si los partidos de izquierda y sectores laborales planteaban en
comunicados públicos pugnar por la convocatoria a una Asamblea Constituyente, por Nueva
Constitución e incluso por el cierre del congreso, y cuando el 7 de diciembre
Pedro Castillo lee su mensaje para dar cumplimiento a esos pedidos, su
participación en las calles era necesario para respaldar esa decisión, pero
simplemente no lo hicieron. Su reacción fue tardía y cuando lo hicieron en
ciertas oportunidades dieron prioridad a su agenda propia de “adelanto de
elecciones”.
Lo más preocupante con respecto a los partidos de izquierda es
que, teniendo en cuenta que la lucha de los pueblos del Perú profundo era
eminentemente política con temas que representaban el sentir de los oprimidos y
explotados del Perú, no llegaron o no quisieron entender que era de suma
importancia enfocarse en un objetivo principal, de la cual se podían derivar
otros pedidos; y el objetivo principal en ese momento, y que aún se mantiene,
era conseguir la LIBERTAD de Pedro
Castillo y su RESTITUCION en sus funciones de Presidente de la Republica. Un objetivo político coyuntural respaldado
por cuestiones de tipo legal. Sin embargo dichos partidos, casi en su
totalidad, descartaron lo justo y correcto y se “ilusionaron” con su agenda
propia, el adelanto de elecciones. Se
olvidaron lo que siempre se debe tener presente: “en la lucha de clases
no hay espacio para ilusiones”.
Pienso que estos comportamientos se podrían explicar
considerando el hecho que algunos ideólogos e intelectuales del campo popular
no han tomado en cuenta, según parece, que las condiciones objetivas para un
cambio social, no se programan sino, se presentan a veces en el momento menos
esperado; algo que, si nosotros revisamos acontecimientos políticos anteriores,
podremos advertir que en el presente siglo hemos tenido varios momentos en que dichas condiciones objetivas
eran muy notorias, algunas de ellas fueron motivo de comentarios que hice en su
oportunidad.
Este episodio de lucha popular, antecedida por la llegada de
Pedro Castillo, un maestro rural, a la Presidencia de la Republica, tenía que
haber sido el motivo para la forja de un gran Frente Político de masas amplio y
unitario, donde tanto los partidos de izquierda y demás conglomerados sociales pudieran convertirse en el referente
político que, desde las bases. Irían trabajando ese poder popular, muy
mencionado permanentemente pero no implementado. Estamos seguros que, de haber
existido un tejido político-social amplio y unitario que vincule a las 25
regiones, seguramente los acontecimientos hubieran sido muy diferentes.
Hoy mismo podemos comprobar que, lejos de realizar una evaluación seria y honesta de su participación en la lucha de los pueblos del Perú Profundo, los partidos que se consideran de izquierda siguen con sus planes de pedir adelanto de elecciones. Claro que tienen todo el derecho a tener sus propios planes, pero lo que es motivo de críticas por parte de muchos luchadores sociales es que intereses partidarios lo anteponen a los intereses de la mayoría del pueblo, sabiendo que el objetivo del momento es otro. Podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que la realidad que atraviesan todos estos partidos es su poca capacidad de interpretar el mensaje de nuestro Amauta Jose Carlos Mariategui, “Sin calco ni copia, sino creación heroica”, pese a que muchos no se cansan de repetirlo.
Bueno, no hay mucho más que agregar sobre este comportamiento
marginal, Y es que tanto los partidos antiguos y los nuevos arrastran como un
estigma la tendencia a considerarse los “predestinados” a hegemonizar cualquier
acción que se presente y si no lo consiguen simplemente se repliegan. Eso es
muy preocupante porque significa que sus líderes, de manera consciente o
inconsciente, no quieren o no desean hacer realidad la consigna “el pueblo
unido, jamás será vencido” y trabajan por mantener la división al interior del
movimiento popular. No debemos olvidar que la mayor cantidad de población en el
Perú son, políticamente, muy limitados en sus análisis y son más proclives a
dejarse “orientar” por los medios de comunicación al servicio del gran capital.
Existe un gran trabajo por realizar para concientizar a esa población y hacer
que formen parte de las acciones de lucha por el cambio social y político que
necesita nuestra patria. Pero el mantener esa práctica divisionista por cada
uno de estos pequeños partidos hace que la gran mayoría del pueblo oprimido y
explotado siga en un callejón sin salida pese a los muchos mártires con que
cuentan.
¿Qué esperan estos partidos de izquierda y del movimiento popular para actuar con seriedad y en beneficio, realmente, del pueblo? LOS SINDICATOS CLASISTAS
En el Perú existen cuatro centrales sindicales, dos de ellas con
una clara orientación política de centro derecha y las otras dos de tendencia
centro izquierda.
También es bueno tener presente que, lamentablemente, la
cantidad de trabajadores sindicalizados no supera los 200 mil de un total de 17 millones de la PEA. En el
sector público, por ejemplo, solo el 16% del total de trabajadores pertenecen a
un sindicato, en su mayoría a salud, educación y poder judicial, los demás
ministerios y entidades públicas casi no cuentan con ello. Es así que
actualmente las empresas y otras entidades los han bautizado como
“colaboradores”.
La característica de los sindicatos, y en especial de las
confederaciones, es que cuando tienen que definir algún comportamiento
vinculado al quehacer político nacional lo hacen bajo la influencia de algún
partido político al que pertenecen o sienten afinidad sus dirigentes.
Es decir, pese a que las organizaciones sindicales manifiestan
no identificarse con algún partido político, en la práctica si sucede por la
influencia y decisión de los dirigentes. Esto se ha visto a lo largo de los
años. Lo que significa que frente a una determinada situación, la mayoría de
sindicatos adopta una posición de acuerdo a los planteamientos del partido al
que pertenecen sus dirigentes. Es decir, generalmente, lo que se acuerda en un
partido prácticamente se replica en un algún sindicato o confederaciones. En
muchos casos, estas “correas de transmisión” son muy evidentes.
Por eso, para quienes advertimos esta realidad, no nos extrañó que durante las jornadas de lucha de los pueblos del Perú profundo, las organizaciones sindicales como tal no mantuvieron un comportamiento activo permanente como si lo hacían los pueblos del sur del país.
Ahora bien, en forma similar a los partidos, hasta antes del 7
de diciembre del 2022, de manera pública y visible eran las centrales
sindicales de centro izquierda las que en cada comunicado o pronunciamiento a
la opinión pública se manifestaban por la convocatoria a una Asamblea
Constituyente para una Nueva
Constitución, mostrando su rechazo a la Constitución fujimorista de 1993.
Incluso muchos llegaron a criticar a Pedro Castillo por no hacer realidad
dicho compromiso electoral apenas
asumido el gobierno,
Y si bien es cierto que en las regiones como Arequipa, Junín
Lambayeque los sindicatos mostraban una participación visible, estas no fueron
permanentes y duraderas, y cuando lo hicieron incluían prioritariamente su
agenda propia, “adelanto de elecciones”.
Pero, el momento en que realmente se demostró la poca decisión e
integración a la lucha fue cuando para los primeros días de marzo convocaron a
“huelga indefinida”. Lamentablemente no duro ni 24 horas, ¿Qué paso?¿por qué
sucedió esto?.
Definitivamente la clase obrera, también llamada “clase
dirigente” o “fuerza motriz”, como tal, estuvo ausente en las permanentes jornadas
de lucha de los pueblos del Perú profundo.
En estas circunstancias hemos podido advertir una gran
diferencia entre el movimiento popular rural y el movimiento popular urbano,
incluso un “divorcio” que será motivo de otro comentario.
Ahora bien, se ha manifestado por parte de los sectores de la
macro región sur una nueva jornada de lucha para el próximo 19 de julio. Con
las experiencias vividas desde el pasado
7 de diciembre esperamos que la plataforma de lucha tenga como objetivo central
el tema político de la libertad de Pedro Castillo y su restitución en sus funciones
de Presidente del Perú, como también sanción para los responsables de los más
de 70 asesinatos, comenzando con la “presidenta” títere, su “premier” y
continuando con todos aquellos que avalaron dichas muertes..
Recordemos, los que hoy se irrogan ser gobierno son ilegítimos e
ilegales, por lo tanto es urgente recuperar el gobierno para el Presidente
Pedro Castillo que fue elegido por la mayoría de los votantes y enseguida exigir,
ahí sí, el cierre del congreso, la convocatoria a la Asamblea Popular
Constituyente y las reivindicaciones económicas y sociales de los trabajadores
y el pueblo en su conjunto.
Habrá que ver cuál es el comportamiento de los partidos que se
consideran de izquierda y de los sindicatos clasistas de ahora en adelante.
21 / 06 / 2023
MI PALABRA
Felipe Torres Andrade.
Lima – Peru.
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